Reflexión íntima sobre el tiempo. Y es que los diamantes, los árboles y los pucheros, para que brillen más, para que luzcan empoderados y para que sepan fastuosamente ricos capaces de generar recuerdos requieren de un ingrediente común, el tiempo.
Es el tiempo el que madura relaciones, es el tiempo el que consolida nuestra personalidad, es el tiempo el que nos profesionaliza en nuestros trabajos y nos convierte en mentores. Es el tiempo compartido el que construye con plomo o barro, con cristal o acero la base de toda relación, primero con nosotros, luego con todo aquel que desee invertir su tiempo para fusionarlo en pedacitos con el nuestro.
Además, las cuatro leyes de la espiritualidad hindú que nos darán un soplo de sosiego.