Libro Cuarto (Salmos 90–106) Oración de Moisés, hombre de Dios. 90 Señor, a lo largo de todas las generaciones, ¡tú has sido nuestro hogar! 2 Antes de que nacieran las montañas, antes de que dieras vida a la tierra y al mundo, desde el principio y hasta el fin, tú eres Dios. 3 Haces que la gente vuelva al polvo con solo decir: «¡Vuelvan al polvo, ustedes, mortales!». 4 Para ti, mil años son como un día pasajero, tan breves como unas horas de la noche. 5 Arrasas a las personas como si fueran sueños que desaparecen. Son como la hierba que brota en la mañana. 6 Por la mañana se abre y florece, pero al anochecer está seca y marchita. 7 Nos marchitamos bajo tu enojo; tu furia nos abruma. 8 Despliegas nuestros pecados delante de ti —nuestros pecados secretos—y los ves todos. 9 Vivimos la vida bajo tu ira, y terminamos nuestros años con un gemido...