La tradición liberal defiende la libertad de cada persona para usar su tiempo vital como mejor le parezca. Por ello, se opone a que terceros (y muy especialmente el Estado) le exijan a un individuo que se inmole por los demás; es decir, que consienta el sacrificio, limitación o eliminación de sus intereses particulares en pos de eso que usualmente se llama el bien común o el interés general, puesto que ello no es otra cosa que una instrumentalización de los individuos y una negación de su dignidad. Como bien sostuvo Aynd Rand, egoísmo no es otra cosa que la preocupación por los intereses propios y atacarlo equivale atacar la autoestima de cualquier ser humano. De esta manera, el liberalismo defiende, podríamos decir, un concepto descriptivo del egoísmo, en tanto consecuencia inevitable de la libertad personal. En este episodio se explorará la relación egoísmo y ética en el pensamiento de Ayn Rand.