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Caminando por la calle me encontraba, era un día fantástico, donde me abrace  y me sentí en el presente, cada paso era una ganancia de energía, más comencé a sentir un tanto de inseguridad, el terreno se hacía un tanto peligroso, más eso no me detenía, camine y las piedras se encontraron, par decirme: “tus ideas pueden no tener credibilidad”, y esto me generaba un caos emocional, todo se tornaba tan difícil y ellas como depredadoras buscaban  aplastastarme , mi sentir y matizo mi sonrisa, hecho que me preocupaba porque notaba que ellas tenían valor en mis ideas, algo internamente me decía: “tienes un alma que grita sigue, que te susurra éxito, patea las piedras y encuéntrate en tus ideas en tus sueños”, era difícil lograrlo cuando fue más determinante pensar en los otros y de último en mi, “me falle”, mas no permití caer y les di con mis pies y el sonido de las mismas y la lejanía de ellas me liberaba de responsabilidades prestadas, que no me enriquecian más que yo simplemente permiti.

Sentí restablecer la sonrisa,me dije: “sigue, el camino que el  final del sendero se titula vida, era largo, mas no podia frenar, y comencé a llorar mi corazón estaba herido, me encontré en el camino de las espinas, devastadoras emocionales, las cuales tatuaban cicatrices de un permitir, sin sentido, las lágrimas, me enceguecian y no me ayudan a ver que el permitir que me lastimaran no era parte del proyecto de vida que me habían enseñado, ,pensé: “perdi mi identidad”, más seres únicos susurraban como la voz de mamá: “ sigue el camino ellas sanarán, cuando aprendas que tu eres el protagonista de la vida que deseas”, recobre la fuerza y la entrega, aunque notaba que las cicatrices eran visible ella determinaban momentos de crecimiento, corrí con gran rapidez mi mente voló y de ese camino de espinas sali.

La caminata se comenzó a notar un tanto distinta, cada etapa antes vivida, me mostraba el  escalar una montaña en donde en la cima esta mis sueños, mis creencias fueron creciendo y sentí, el placer de la mi fé, más cada huella marcada decía éxito, lo cual me cercioraba, la meta estaba cerca, pare y bebí agua y refresco mi mente, mi norte estaba cerca, mi corazón sentía fuerza, y las cicatrices se convirtieron en recuerdos de sabiduría, sentí un olor diferente, y buscaba comprender porqué el cambio tenía aroma de vainilla que me daba paz, mire a mis manos y encontré que ellas llevaba un saco de semillas llenas, y corrí para buscar donde regarlas y llegue al camino donde se encontraba el: amor, la humildad, la fe y la paz y allí regue mi semilla, era mágico broto flores hermosas y todo parecía una locura de amor de un artista, un jardín de equilibrio de brillo y un lugar llamado vida de sueños concretados

Gracias...María José Soares