La noche del "Grito de Dolores" un 16 de septiembre de 1810 inicia la lucha por la independencia de México. El inicio de este tipo de movimientos tiene en muchas narraciones un marcado sentido heroico. En el inicio hubo dos movimientos diferentes, pero fundamentales para comprender el movimiento independentista, uno de ellos fue un movimiento social y político, encabezado por personajes como Miguel Hidalgo y José María Morelos que inició en 1810. Esta rebelión fue muy violenta, buscaba reivindicar demandas populares y estaba representada por trabajadores, jornaleros, mineros y pueblo indígena.
El otro movimiento que once años después consumó la Independencia, en 1821 buscaba lograr la autonomía de la Nueva España frente a España, este pretendía ser más organizado y tener la menor participación popular posible, además estaba formado principalmente por las milicias.
En la segunda mitad del siglo XVIII, se desarrolló en Europa el pensamiento liberal inglés y el liberal racionalista de la Ilustración con una postura escéptica religiosa, una defensa vigorosa por la libertad de pensamiento y con la defensa de la necesidad de cambiar la forma de gobierno. Ideas liberales de Locke, Montesquieu, de Voltaire, así como las ideas revolucionarias de J.J. Rousseau, forjaron las fuerzas intelectuales que sirvieron de base para la transformación radical de la organización política de Francia.
Estas nuevas ideas tuvieron gran influencia en la conciencia de las clases intelectuales de la Nueva España y de otros dominios americanos, provocando un anhelo por cambiar la forma de gobernar.
De acuerdo con el historiador Agustín Cue Cánovas, la difusión en la Nueva España del pensamiento europeo, del enciclopedismo francés fue posible gracias a la labor intelectual y pedagógica de un grupo de jesuitas encabezados por Rafael Campoy originario de Sonora.
Asimismo, es importante reflexionar sobre la personalidad y acciones de Carlos III quien tuvo una actitud ilustrada y mostró interés por realizar una reforma social, económica e intelectual en sus dominios metropolitanos y americanos. Desde entonces se puede apreciar la importancia de la política curricular, entendida esta como “la decisión o condicionamiento de los contenidos y de la práctica del desarrollo del currículum, desde las instancias de decisión política y administrativa, estableciendo las reglas de juego del sistema curricular” (Gimeno Sacristán, 1989: 130).
En el caso de la Nueva España, la enseñanza elemental y superior se apoyó en el estudio de las ciencias exactas, de la filosofía moderna y de las bellas artes. Se difundían las ideas filosóficas y científicas que atacaban los dogmas de la iglesia, pero no su poder económico. Se introdujo la corriente humanista, renovadora e intelectual, se impulsa la lengua y literatura griega, así como la latina. Se cultivo la comprensión sobre la patria mexicana como una realidad distinta de España, una exaltación de las culturas indígenas y una condenación por la conquista, por la destrucción de monumentos y códices realizada por misioneros en el siglo XVI, además de un repudio por la esclavitud humana. Se impulso la ideología que afirma que la autoridad política se funda en la naturaleza social del hombre y directamente en el consentimiento de la comunidad.
Invitado: Dr. Miguel Ángel Cuenya Mateos
Conductor: Jesús Antonio Saldaña de la Vega
Director de Medios: Marco Antonio de los Santos Landa
Coordinador General UpA: José Jaime Vázquez López
Música: Son de la Negra, Guadalajara
