Este texto explora la conexión inesperada entre el torero Manolete y el Primer Ministro británico Winston Churchill, surgida durante la Segunda Guerra Mundial. Se describe cómo, en julio de 1944, Manolete lidió un toro en Valencia con una marca en forma de "V" en su cabeza, símbolo popularizado por Churchill para representar la victoria aliada. El ganadero, José María Escobar, envió la cabeza de este toro a Churchill como una expresión de buena voluntad, a lo que Churchill respondió con gratitud. La relación se selló con un telegrama posterior de Churchill a Manolete, reconociendo su papel en la recepción del "trofeo" y felicitándolo por la "exigente lucha", culminando con la conmoción de Churchill ante la trágica muerte de Manolete.