Lo que uno pudiera desear, aún siendo imposible, tiene su cuarto de hora real en el universo de los sueños.Pareciera que un mecanismo cuya utilidad es preservar la funcionalidad cerebral, también tuviera algún alcance en la creación de felicidad para cualquier ser humano. La Saeta, un futbolista profesional ovasionado siempre por los fanáticos del balón pie, no es otra cosa que un sueño hecho realidad en la fantasía de quien no puede siquiera moverse por sus propios medios. La vida tiene sus recompensas, y en los sueños, todos y cada uno de nosotros pudiéramos alcanzar el minuto de felicidad que la dura realidad nos niega segundo a segundo cada día.