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1170 – Lm 1:3 - Lamentaciones. Introducción a Lamentaciones.

Judá ha ido en cautiverio a causa de la aflicción y de la dura servidumbre; Ella habitó entre las naciones, y no halló descanso; Todos sus perseguidores la alcanzaron entre las estrechuras.

El libro de Lamentaciones se ubica en el grupo de los profetas mayorespor su relación con Jeremías. Lamentaciones es una obra fúnebre, triste escrita como un apéndice del libro de Jeremías. A través de cinco endechas, poemas o lamentos funerarios, tristes, el autor lloró por la destrucción de Jerusalén causada por su pecado. Sin embargo, este libro contiene más que las miradas retrospectivas de un profeta reivindicado. Charles Swindoll dice del libro de Lamentaciones: “Es un recuerdo silencioso de que el pecado, aunque posee un encanto que seduce y produce placer momentáneo, lleva consigo una pesada carga de sufrimiento, llanto, miseria, dolor y una sensación de vacío. Es el otro lado de la moneda de: comamos y bebamos que mañana moriremos”. En Lamentaciones se describe el dolor por la caída de la ciudad y además se emite un reproche, se da instrucción y esperanza para los sobrevivientes. Los dos libros de Jeremías se centran en un hecho: la destrucción de Jerusalén. El libro de Jeremías lo predice y Lamentaciones reflexiona sobre el mismo. Conocido también como el libro de las lágrimas, Lamentaciones es una canción sombría y fúnebre escrita para la ciudad caída de Jerusalén. Al igual que el Libro de Job, el Libro de Lamentaciones está dedicado al sufrimiento humano. A diferencia de Job, Lamentaciones se enfoca en el sufrimiento de la nación, específicamente, el sufrimiento de Judá. “Cumplió Jehová su enojo, derramó el ardor de su ira; y encendió en Sion fuego que consumió hasta sus cimientos.” (Lm 4:11). La luz, en el centro del desastre, está en Lm 3:22-24. Suceda lo que suceda, Dios permanece fiel. Su fidelidad es el más grande consuelo para los que sufren. “Dios es Padre de Misericordias y Dios de toda consolación” (2Co 1:3) y Sus misericordias son nuevas cada mañana.

1. Autor y fecha. El libro no menciona a su autor, sin embargo, la tradición judía lo atribuye a Jeremías. La Septuaginta (LXX) añadió las siguientes palabras como introducción al libro: “Y sucedió después que Israel fue llevada al cautiverio y que Jerusalén quedó desolada, que Jeremías se sentó y llorando se lamentó con esta lamentación sobre Jerusalén”. También el Targum arameo de Jonatán, el Talmud Babilónico, la Peshita, y la Vulgata Latina atribuyen el libro a Jeremías. Existe evidencia interna que señala a Jeremías como su autor. Varias de las ideas que utilizó en su profecía vuelven a aparecer en Lamentaciones (Jer 30:14 con Lm 1:2; y Jer 49:12 con Lm 4:21). En ambos libros, el escritor dijo que sus ojos estaban llenos de lágrimas (Jer 9:1, 18; Lm 1:16; 2:11). En los dos libros aparece como testigo ocular de la caída de Jerusalén a manos de Babilonia describiendo las atrocidades que sufrió la ciudad durante sus últimos días (Jer 19:9; Lm 2:20; 4:10). Se cree que Jeremías anotó los lamentos poéticos, justo después de que Jerusalén cayó en manos de Babilonia en 586 a.C. “Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas, Mi hígado se derramó por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo, Cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad.” (Lm 2:11).