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Hola, soy Gloria Cano y te doy la bienvenida al episodio 161 de #ParayRespira.

Esta semana te invito a que te regales un momento de bienestar con esta práctica que nos conecta con la alegría, el aprecio, la amabilidad y nos permite fijar nuestra intención en sostener y expandir esos momentos para compartirlos con los demás seres con quienes convivimos.

Así que, regálate unos minutos y practica conmigo...

¡Comencemos!

Es importante recordar que somos una prioridad en nuestras vidas y que permitirnos incluso unos pocos minutos de pausa y reflexión intencional realmente puede tener un impacto positivo en el resto del día.

Así que usemos estos próximos minutos para volver al centro y establecer una intención para el resto del día.

Colócate en una posición cómoda, ya sea que estés sentado/a en tu escritorio en el trabajo o recostado/a en el sofá de tu casa, cierra suavemente los ojos y dirige toda tu atención a tu respiración, respirando más lenta y profundamente que lo que has hecho hasta el momento.

Respira profundamente por la nariz y exhala lentamente por la boca.

Y continúa respirando de esa manera, sintiendo que tus pulmones se expanden mientras inhalas. Y se contraen nuevamente mientras exhalas.

Sintonízate con tu cuerpo y nota cómo se siente.

Date cuenta de si hay algo que tu cuerpo intenta decirte.

Nota cualquier lugar de tensión o rigidez en tu cuerpo y dale permiso a esas áreas para que se relajen, enviándoles amor con cada respiración.

Agradece a tu cuerpo por cuidarte tan bien y hazle saber que está bien descansar y relajarse durante los próximos minutos.

Puedes notar que tu mente comienza a divagar.

Está bien.

Eso es natural.

Simplemente obsérvala y regresa tu atención a tu cuerpo usando tu respiración como ancla.

Intenta imaginar algo que haya sucedido hoy y que te haya hecho sonreír o sentirte agradecido/a o con sensación de aprecio y simplemente deja que ese sentimiento te llene por un momento.

Respira esa sensación desde la parte superior de tu cabeza hasta la punta de los dedos de los pies y permítete sonreír, si eso te parece natural.

Ahora concéntrate en algo que puedas hacer hoy, ya sea por ti o por alguien más, que te permitirá seguir sintiéndote así.

Podría ser algo tan pequeño como decidir irse a la cama temprano esta noche para finalmente tener tiempo de leer ese libro que está en tu mesita de noche.

O la alegría de cenar con un amigo cercano.

¿Qué pequeña cosa puedes planificar para tu día para aportarle esa alegría intencional?

Ahora concéntrate en eso durante los siguientes momentos.

Siente en esa sensación de alegría y paz.

Ahora respiremos profundamente unas cuantas veces más juntos.

Inhala profundamente y siente cómo tus pulmones se expanden al inhalar y se contraen al exhalar.

De nuevo, una respiración aún más profunda que la anterior.

Conteniendo la respiración por un momento.

Y exhalando todo el aire.

La última vez, respira más profundamente, enviando ese aliento por todo tu cuerpo.

Exhala y, a tu propio ritmo, regresa lentamente tu conciencia a donde te encuentras y agradécete por tomarte estos pocos minutos para ser intencional y amable contigo mismo/a.

Y cuando estés listo/ a, podrás abrir los ojos suavemente y disfrutar el resto del día.

¡Terminamos!

Recuerda que puedes realizar este ejercicio varias veces al día, en cualquier momento y lugar.

¡Gracias por practicar conmigo! Y recuerda que estoy atenta a tus comentarios y sugerencias sobre la práctica.