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Hoy te invito a realizar un ejercicio para desarrollar la curiosidad que he denominado Respira curiosidad.

¿Cómo es esto de respirar curiosidad?  Pues bien, resulta que en 2006 los psicólogos Jordan Litman y Paul Silvia identificaron dos “sabores” principales de curiosidad, a los que denominaron curiosidad-D y curiosidad-I.

La D en curiosidad-D significa privación (por su nombre en inglés “deprivation”), la idea de que si tenemos una brecha en la información, entramos en un estado inquieto, desagradable, de necesidad de saber, mientras que la I en curiosidad-I representa interés, o sea los aspectos placenteros del hambre de conocimiento. En otras palabras, la curiosidad, nuestro impulso por la información, puede inducir un estado de aversión o un estado agradable.

La curiosidad-D está impulsada por la falta de información, a menudo un dato específico. Por ejemplo, cuando ves una foto de una actriz famosa y no recuerdas su nombre, es posible que te empieces a devanar la cabeza para recordar quién es. Tratar de recordar puede llevarte a un estado de contracción, como si estuvieras tratando de sacar esa respuesta de su cerebro. Luego, cuando buscas ayuda en Google y ves su nombre, sientes una sensación de alivio porque ya no estás privado de la información.

Esto se extiende a los mensajes de texto y las redes sociales. Si sales a cenar y sientes o escuchas un mensaje de texto en tu teléfono, puedes notar que de repente es difícil prestar atención a todo lo demás; no saber lo que dice el texto puede inquietarte, lo que hace que tu temperatura corporal aumente y ese fuego de la incertidumbre sólo se apaga cuando revisas tu teléfono.

En cambio, la curiosidad-I se despierta cuando estamos interesados ​​en aprender más sobre algo. Por lo general, no se trata de una información específica (como el nombre de una actriz), sino de una categoría más amplia.

La curiosidad-I es cuando te sumerges en una búsqueda en Internet y, horas después, te das cuenta de que has aprendido un montón de cosas y tu sed de conocimiento se ha apagado. Se siente bien aprender algo nuevo. Esto es diferente a cubrir un déficit, simplemente porque no estabas experimentando un déficit en primer lugar.

A diferencia de la curiosidad-D, que se trata de llegar a un destino, la curiosidad-I se trata más del viaje. Cada uno de estos “sabores” de curiosidad se siente diferente en nuestros cuerpos: la privación se siente cerrada, mientras que el interés se siente abierto.

La mayoría de nosotros nos acercamos a nosotros mismos y al mundo con curiosidad-D, viviendo las situaciones como problemas por resolver. Pero todos estamos en el lugar perfecto para aprovechar nuestra curiosidad-I para ayudarnos a romper viejos hábitos y construir nuevos.

Vamos ahora a practicar un ejercicio diseñado por el Médico Psiquiatra Judson Brewer; Director de Investigación e Innovación en el Mindfulness Center y profesor asociado de Psiquiatría y Ciencias Sociales y del Comportamiento en las Escuelas de Salud Pública y Medicina de la Universidad de Brown. También es investigador afiliado del MIT. Conocido internacionalmente en el entrenamiento de la atención plena para las adicciones, ha desarrollado y probado programas novedosos de atención plena para el cambio de hábitos, incluidos tratamientos en persona y basados ​​en aplicaciones para dejar de fumar, comer emocionalmente y el manejo de la ansiedad.) 

Si tienes muy activa tu curiosidad-I, acá te pongo la fuente del artículo del Dr. Brewer sobre el tema:

Fuente: Brewer, Judson MD, PhD. “Did you know curiosity comes in different forms? P.S.: One of them can help you deal with anxiety.”  En: https://ideas.ted.com/2-types-flavors-of-curiosity-help-with-anxiety/  - May 12, 2021