Este ejercicio surge de una experiencia personal que viví esta semana y que posiblemente ustedes también han vivido; tiene que ver con la sensación de profundo descontento e incluso indignación que sentimos cuando alguien se mete en la fila. ¿Les ha pasado alguna vez?
Pues a mí si, y en esta experiencia que les cuento, no sólo varias personas se metieron en la fila sino que las personas que administraban el lugar incentivaban ese comportamiento pues por órdenes superiores tenían que atender a todo el que llegara, tuviera o no tuviera cita agendada. ¿Qué logística puede prosperar en un entorno como ese?
Infortunadamente, en Colombia y me atrevo a decir que en varios lugares del mundo, el hacer la fila se considera algo aburrido, o algo que sólo las personas desocupadas hacen, o de plano sólo algo que tienen que hacer las personas menos importantes; por lo que muchas personas buscan opciones para que les atiendan primero que a los demás, como si su tiempo fuera más valioso; pues de plano sienten que su vida es más valiosa (inconscientemente muchas veces) mmmmm, ¡que curioso!.
Así pues, que esta semana la invitación es a respirar y respetar como un pequeño entrenamiento en la práctica de una ley sistémica que nos rige a todos y que se trata de la ley del orden y de las consecuencias sistémicas más amplias que tiene el hecho de que consciente o inconscientemente nos comportamos ignorando el orden.
Porque ¿sabías que todos los sistemas tienen un patrón de organización que toma forma conservando ciertas relaciones?, por lo que no da lo mismo la disposición de los elementos, no da lo mismo qué priorizamos sobre qué, no da lo mismo qué elegimos y cómo lo elegimos. No da lo mismo lo que hacemos y dejamos de hacer.
La palabra respeto viene del latín respectus (mirada atrás, también atención intensa, consideración especial hacia uno). Es por eso que cuando alguien se mete en la fila, está faltando al respeto a quienes ya están allí, porque no tiene consideración por los demás, no les presta atención, no los mira, y ese simple gesto da cuenta de todo un mundo, de toda una forma de convivir y de cómo quebrantamos la ley del orden sistémico.
Vamos entonces a respirar y respetar… algo que podemos hacer en cualquier momento y lugar.
¡Comencemos!
Siéntate o recuéstate cómodamente con tu espalda recta y si puedes cierra tus ojos. Inspira lenta y profundamente por la nariz sintiendo cómo tu abdomen se expande, luego espira lentamente por la boca como si soplaras una vela. Repite, inspira lenta y profundamente y luego espira lentamente por la boca como si soplaras una vela. Y una vez más, inspira lenta y profundamente, luego espira soplando lentamente.
Ahora continúa respirando a tu propio ritmo. Vas a recordar una experiencia donde estando en una fila alguien se metió y fue atendido(a) antes que tu. ¿Qué sentiste? ¿Qué sensaciones tuviste en el cuerpo? ¿Qué nombre le pondrías a la emoción que sentiste? Tensión, rabia, desagrado, tristeza, indignación?
Respira profundamente y recorre tu cuerpo desde la cabeza hasta los dedos de los pies para encontrar dónde guardas esa emoción. Lleva tu atención a esa parte de tu cuerpo donde sientes que esa emoción está alojada… permítete sentirla y agradécele porque te está enseñando que el orden se rompió y que el dolor o malestar que sientes es el dolor o malestar del sistema más amplio, es la forma que tiene la vida de mostrarnos que algo está mal y que necesitamos volver a mirar, necesitamos respetar…
No lo analices, solo siente y agradece a tu cuerpo por recordarte la importancia de respetar, de mirar con atención, de tener consideración especial por ti y por todos los seres que te rodean. Respira lentamente, agradeciendo a tu cuerpo y a la emoción que te están mostrando la importancia del orden y los efectos que tiene el romper el orden… Respira profunda y lentamente. Y repite para ti: Inhalo Amor, Exhalo respeto.