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¿Qué tan a menudo suspiras? No me refiero a hacer respiraciones profundas, me refiero a esa inspiración fuerte y prolongada que va seguida de una espiración larga acompañada de un buen gemido sonoro mmmmm-aaaayyyy.

Porque sabes qué, la ciencia ya nos pudo explicar lo que nuestra experiencia nos ha demostrado, que suspiramos todo el tiempo y por diversas razones:  suspiramos por amor, suspiramos cuando estamos tristes, también cuando sentimos alivio, cuando estamos exhaustos y para lidiar con nuestra frustración.

Y es que un grupo de científicos de las Universidades de California y Stanford en Estados Unidos descubrieron que además de su potencia en la gestión emocional, el suspiro tiene una función biológica primordial; encontraron que el suspiro forma parte de un mecanismo de control del sistema nervioso que es esencial para preservar nuestra función pulmonar. De hecho en el trabajo publicado en 2016 informaron que sin las profundas inhalaciones y exhalaciones de los suspiros, moriríamos.

Y revelaron que no solo suspiramos cuando estamos atrapados en el tráfico, cuando nos dan una mala noticia o cuando intentamos retomar la calma. En realidad suspiramos –sin saberlo- unas doce veces por hora, gracias a un sistema cerebral que le ordena al cuerpo hacerlo de forma inconsciente.

¿Por qué son importantes los suspiros para mantener andando nuestra función pulmonar?

Porque sin ellos podrían colapsar nuestros alvéolos, los diminutos sacos que son la parte más pequeña pero más fundamental de nuestro sistema respiratorio. Los 500 millones de alvéolos en nuestros pulmones se ocupan del intercambio de oxígeno y dióxido de carbono entre los pulmones y el sistema circulatorio. Pero nuestra respiración normal no alcanza para abrirlos del todo y por eso el cerebro detecta que el sistema necesita ayuda.

“La única manera de abrir los alvéolos cuando colapsan es suspirar, porque esto hace que ingrese el doble del volumen normal de una respiración”, explica Jack Feldman uno de los investigadores principales en este estudio.

Así que: ¡Bienvenido el suspiro!, y sus muchos beneficios inmediatos:

· Relaja

· Disminuye el estrés

· Mejora el estado de ánimo

· Aumenta el bienestar emocional

· Nos ayuda a tomar conciencia del aquí y el ahora

· Facilita la concentración

· Permite tirar hacia afuera la energía negativa que vamos acumulando a lo largo del día

· Abre los alvéolos y podemos obtener más oxígeno, por lo que -literalmente- ¡nos ayuda a vivir!

No está mal, ¿verdad?

En realidad el suspiro, y esto no lo digo yo, lo dicen otros expertos de la Universidad de Oslo, que lo han estudiado en profundidad, actúa como un “reset” físico y emocional.  Y ya sabes que cuando de das reset a algo, funciona mejor.

Por eso muchos terapeutas aconsejan realizar suspiros voluntarios a lo largo del día; esto puede ayudarnos a sacar varios aaaayyyyyy que tenemos guardados en el cuerpo.

Por mi parte, después de probar durante algunos  días a suspirar voluntariamente, incluso de forma exagerada, y en situaciones de trabajo o en casa, he empezado a notar sus beneficios. Te alivia, te recarga, te cambia la emoción… te renueva; ¡Todo un reset!

¡Anímate a suspirar conmigo!

Inspira lenta y profundamente…. Ahora exhala mmmmmm aaaaaayyyy

Otra vez …. Inspira lenta y profundamente…. Ahora exhala mmmmmm aaaaaayyyy

Y una última vez …. Inspira lenta y profundamente…. Ahora exhala mmmmmm aaaaaayyyy

¿Cómo te sientes?

Recuerda suspirar voluntariamente varias veces al día, para que puedas obtener los beneficios de esta herramienta que tenemos a la mano, literalmente, a una respiración de distancia!

¡Gracias por practicar conmigo y por compartirme tus hallazgos, dudas y comentarios!