Te doy la bienvenida al episodio #40 de Para y Respira.
Soy Gloria Cano, tu coach de respiración y esta semana te invito a iniciar un ciclo en el que vamos a aprender a respirar profundamente; esta práctica te ayudará romper el ciclo vicioso del estrés, la ansiedad y la respiración superficial y excesiva.
Está inspirada en las prácticas propuestas por Dana Santas (Experta en Respiración y coach de deportistas de alto desempeño). Fuente: https://edition.cnn.com/2021/07/07/health/breathing-stress-relief-calm-wellness/index.html
En el episodio 7, RESPIRAR a TU RITMOte invité a descubrir cuál es tu ritmo de la respiración. Un método sencillo que simplemente requiere contar cuántas veces tomamos el aire en 1 minuto. Vamos a hacerlo ahora.
Yo voy a contar el tiempo, tu simplemente vas a contar el número de inhalaciones que hagas. No necesitas cambiar ni ajustar tu forma de respirar, sólo contar tus respiraciones tomando y soltando el aire por la nariz.
Vamos a iniciar ahora... ¿Cuántas respiraciones hiciste?
Si realizaste ese ejercicio, es muy probable que hayas descubierto que tu ritmo de respiración está entre 12 y 18 respiraciones por minuto. Esto sucede porque con el estilo de vida actual, la mayoría de las personas respiramos muy rápido, por lo cual nuestro sistema nervioso simpático tiende a estar mucho más activo y nuestra respuesta de estrés también.
Y si tu eres como la mayoría de las personas, cuando respiras dedicas la mayor parte de tu esfuerzo a inhalar y tu exhalación es corta y normalmente no pones atención en ella. Desafortunadamente, concentrarse demasiado en las inhalaciones sin exhalar completamente puede provocar una respiración excesiva, similar a la hiperventilación.
La respiración excesiva activa nuestro sistema nervioso simpático (el cual gatilla el reflejo de lucha o huida), que, a su vez, activa tu respuesta al estrés y activa la respiración rápida y superficial. En consecuencia, la respiración excesiva es parte de un círculo vicioso con el estrés.
Debido a que la respiración excesiva no permite que los niveles de dióxido de carbono aumenten lo suficiente para un intercambio adecuado de oxígeno en el torrente sanguíneo, sientes que no estás recibiendo suficiente oxígeno, lo que te lleva a intentar inhalar más.
La ironía es que en lugar de inhalar, en realidad necesitamos exhalar y hacer una pausa para que los niveles de dióxido de carbono aumenten lo suficiente como para poder utilizar el oxígeno de nuestras inhalaciones. El dióxido de carbono que exhalamos tiene una reputación injusta de ser simplemente un producto de desecho, cuando en realidad es esencial para el intercambio de oxígeno y la regulación de nuestro sistema nervioso.
Cuando nos quedamos atascados en un patrón de respiración excesiva crónica, nuestro sistema nervioso se vuelve demasiado sensible a los aumentos de dióxido de carbono. Como resultado, nuestro sistema nervioso hace sonar una alarma casi de inmediato para inhalar cada vez que hacemos una pausa entre respiraciones. Y, si no se controla, esto perpetúa el ciclo de respiración excesiva, alimentando la respuesta al estrés, que alimenta más la respiración excesiva.
Entonces ¿cómo podemos aprender a respirar profundamente?
Debemos practicar para aprender a extender la exhalación y la pausa entre respiraciones.