Cuando vemos a nuestro alrededor lo complicado y difícil que a veces se torna el día día, tendemos a idealizar un mundo mejor, imaginamos escenarios que pudieran ser mucho mejor de lo experimentamos ahora; sin embargo, por mucho que imaginemos un mundo mejor las cosas parecen no cambiar y somos tentados a pensar que Dios no tiene el control, o que quizás está lejos y no le interesa nuestra vida.
En este salmo el autor se pregunta si Dios está lejos o ignora su vida, pero en medio de todo lo que pudiéramos pensar o experimentar nos recuerda que Dios está cercano, es justo, nos consuela en todo momento y dirige nuestra mirada; no a imaginar un mundo mejor, sino a confiar en su Reino Justo y Santo.