Ante una situación de peligro la alarma en nuestra mente se enciende y nos prepara para buscar un lugar seguro, un instinto básico de supervivencia es huir.
Día a día nuestro mundo se derrumba ante nosotros y pareciera que no hay nada estable que permanezca y que nos dé seguridad. La economía no es estable, la política no es estable, la salud no es estable, las relaciones no son estables por lo que nuestro corazón puede tener la tentación de llenarse de angustia, temor y desesperación, y somos tentados a huir buscando algo que nos dé esa seguridad que esperamos.
El salmista una vez más dirige nuestra mirada al único en donde podemos encontrar refugio, nos anima a que en lugar de huir atemorizados, descansemos en el único que puede sostenernos y defendernos en este mundo lleno de incertidumbres.