Vivimos tiempos en donde a la vez que estamos conectados con muchas personas, en ocasiones nos podemos llegar a sentir muy solos. Muchos han experimentado la soledad de maneras e intensidades diferentes; algunas muy difíciles y llenas de dolor y, otras tal vez un tanto pasajeras.
A través del Salmo 22, se nos recuerda que gracias a la obra de Jesús podemos estar seguros que no seremos abandonados por Dios. Jesús tomó nuestro lugar al ser abandonado por el Padre por cargar con nuestros pecados, para que nosotros nunca experimentemos la soledad eterna.