La curación milagrosa de Cristo del ciego de nacimiento fue un despliegue impresionante de su poder divino, fue un suceso que transformó la vida del ciego de nacimiento. Pero la visión física no era todo lo que el Señor quería darle a este hombre, él hace algo aún más trascendental en su vida: le invita a que ponga su confianza en la salvación que hay en Jesús.
Este relato nos enseña por un lado que la sanidad física es importante, pero lo es aún más la salvación de nuestra alma, y también nos revela que hay muchas personas que van por su vida creyendo que “ven” y que no necesitan ser salvados, al respecto Jesús dice que si fueran ciegos, no serían culpables pero siguen siendo culpables porque afirman que pueden ver. En otras palabras, al no ver lo grande de sus pecados y miseria, no pueden gozar de verdadero consuelo y su pecado permanece porque han rechazado la salvación de Dios.
