Jesús había viajado por más de tres años a todo lo largo y ancho de Israel, predicando el evangelio, llamando al arrepentimiento, denunciando la religión falsa e hipócrita, instruyendo a sus discípulos y realizando incontables señales y maravillas para confirmar que Él era el Mesías. Por medio de palabras y obras, Jesús había demostrado claramente su deidad e igualdad con Dios, pero en este episodio del capítulo 10 del evangelio de Juan, vemos a los judíos rodeando a Jesús y diciéndole: ¡si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente!
Lejos de ser una petición sincera de información, en realidad era otro intento de tenderle una trampa con la idea de librarse de Él. Como era la amenaza más grande a su poder y prestigio, buscaban sin parar la forma de desacreditarlo y desecharlo por completo.
En este episodio veremos cómo se muestra en esta sección de Juan el progreso de la hostilidad hacia Jesús, y cómo por otra también está llena de seria exhortación y de una tierna invitación.
