el despegó no es más que comprender que no es de nosotros, ni es para siempre. Podemos ir con la de idea de aprender, disfrutar y compartir de ello, pero jamás quedarnolo o dar sentido de pertenencia.
Hay cosas difíciles de soltar, muy difíciles. Y es comprensible la aberración, aunque no sea provechosa. Uno debe entender esto y dejar que el desprendimiento suceda y no se forcé. Si forzas querer dejar algo, solamente te atoraras más.
Si algo se va, aceptalo aunque duela. No dejes que el dolor o el miedo te aferren, porque esa no es una desicion, es una reacción.
Esto es una práctica que purifica. Cuando logres despegarte, tendrás paz y libertad. Está libertad y paz no se ve, se siente. Tu cuerpo y mente se abren para que todo fluya y nada se atore o se quede.
Al soltar, das lugar a nuevos conocimientos, nuevas experiencias, nuevas personas, nuevas cosas, nueva vida. Y si es algo que te atemoriza por no conocerlo y preferir lo anterior, date tu tiempo y encuentra tu camino. Te puedes quedar si gustas, pero todo lo que suceda dependerá de ti.