El caso Jesús contra el mundo muestra las situaciones que se viven en un tribunal de justicia; se escucha a las partes y sus alegatos, luego se dicta sentencia. Tanto el fiscal como la defensa tratan de convencer al jurado o al juez, según el caso; maniobran con la información, en ocasiones, la sesgan para cumplir su función, de acuerdo con la labor a cargo. Consultando este caso hoy, pudiéramos estar invitados como miembros del jurado, como el público asistente al juicio, o como juez. Espero que saques tus conclusiones ante la evidencia de las partes.
Jn 19. 1-11 TLA
Entonces Pilato ordenó que le dieran azotes a Jesús. Luego, los soldados romanos hicieron una corona de espinas y se la pusieron a Jesús. También le pusieron un manto de color rojo oscuro, y, acercándose a él, dijeron: «¡Viva el rey de los judíos!» Y lo golpeaban en la cara. Pilato volvió a salir, y dijo a la gente: «¡Escuchen! Ordené que traigan a Jesús de nuevo. Yo no creo que sea culpable de nada malo.» Cuando sacaron a Jesús, llevaba puesta la corona de espinas y vestía el manto rojo. Pilato dijo: —¡Aquí está el hombre! Cuando los jefes de los sacerdotes y los guardias del templo vieron a Jesús, comenzaron a gritar: —¡Clávalo en una cruz! ¡Clávalo en una cruz! Pilato les dijo: —Yo no creo que sea culpable de nada. Así que llévenselo y clávenlo en la cruz ustedes mismos. La gente respondió: —De acuerdo a nuestra ley, este hombre tiene que morir porque dice ser el Hijo de Dios. Cuando Pilato oyó lo que decían, sintió más miedo. Volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó: —¿De dónde eres? Pero Jesús no le contestó. Entonces Pilato le dijo: —¿No me vas a contestar? ¿Acaso no sabes que tengo poder para mandar que te dejen libre, o para que mueras clavado en una cruz? Jesús le respondió: —No tendrías ningún poder sobre mí, si Dios no te lo hubiera dado. El hombre que me entregó es más culpable de pecado que tú.
Cosa tremenda hará Dios con nosotros
