Las aves protegen a sus crías bajo sus alas. Cuando algún animal peligroso se acerca, ellas extienden sus alas y sus crías van y se refugian ahí. Otras también usan sus alas para darle calor, y descanso a sus crías. Y los pajaritos confían en que su mamá los cuida y se sienten seguros ahí, no se despegan de ella. ¡A mi me parece un ejemplo tan hermoso! y es exactamente lo mismo con Dios. No es que él tenga alas, mas bien yo me imagino a Dios con una sonrisa y con sus brazos extendidos diciendo “Tranquila, aquí estoy, no tengas miedo”. Dios es mi refugio permanente y yo quiero vivir bajo su protección siempre sin importar si tengo días buenos o malos, si lo tengo todo o no tengo nada … Si estoy con Él, eso me basta.
Música: Giovani Granobles - Ven a Cristo @giogranobles