El viernes 04 de Junio en horas de la mañana recibimos la noticia que mi abuelita había fallecido. Ella había librado valientemente una dura batalla durante algunos años con sus enfermedades, ya con 89 años, su cuerpo, especialmente sus pulmones y corazón estaban bastante débiles, tanto que poco a poco se fueron apagando. Su muerte fue como un sueño, un largo suspiro y sus ojos se cerraron. Ella descansó en el Señor albergando en su corazón la bendita esperanza. Lo próximo que verán sus ojos será el rostro de Cristo ¡Que maraviloso! Este capítulo lo dedico para recordarla a ella, pero sobretodo para hablar sobre el precioso evangelio que ella abrazó en vida. ¡Maranatha!