Tres hombres se encuentran con Jesús. El primero lo encuentra en su senda hacia el Calvario, el segundo, cuando pende de la cruz y el último, al pie de la misma.
Tres hombres se encuentran con Jesús. Tres hombres que proceden de contextos diferentes: un agricultor africano, un ladrón y un centurión romano.
Tres hombres se encuentran con Jesús. Simón, compelido por los soldados; el ladrón, crucificado a su lado y el insensible centurión romano.
Tres hombres se encuentran con Jesús. Sus circunstancias son diferentes a las nuestras, pero las lecciones que nos enseñan sus vidas son siempre nuevas y vigorosas y relucen como el rocío de la mañana. Su historia se convierte en la nuestra y al seguir tras sus huellas, emprendemos el camino rumbo al Gólgota. Observamos que, después de todo, sus vidas no son muy diferentes de las nuestras: sus dolores, sus aflicciones y sus anhelos son también los nuestros. Sus deseos son nuestros propios deseos. Se encontraron con él en ese entonces y allá, y nosotros podemos encontrarlo aquí y ahora.