No son los demás los que nos dañan, sino que somos nosotros, los que damos validez a sus opiniones y a sus acciones.
Nadie puede hacerte daño sin el consentimiento de tu Yo interno, lugar en el que está el pilar que sostiene tu arquitectura emocional.
Así que la autoconfianza y la autoestima cuidadas son las mejores herramientas para decir adiós a los apegos insanos e innecesarios, que merman nuestra vitalidad y nuestras ganas de realizarnos.
Tenemos que ser los primeros en respetarnos, dejando de lado las expectativas sobre aprendidas que nos dicen, que solo somos amados si nos necesitan, y que el amor solo es amor, si vivimos por y para él.
Mi alma saluda a tu alma...