«Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor» (Sal 26,14).
«Concédenos, Señor, perseverar en el fiel cumplimiento de tu santa voluntad, para que en nuestros días crezca en santidad y en número el pueblo dedicado a tu servicio».
«Cuando Yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia Mí, dice el Señor» (Jn 12, 32).
Salmo 101
«Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti, no me escondas tu rostro el día de la desgracia. Inclina tu oído hacia mí, cuando te invoco, escúchame en seguida... Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario, desde el cielo se ha fijado en la tierra, para escuchar los gemidos de los cautivos y librar a los condenados a muerte».
Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria.
«La Cruz no encierra en sí mezcla del bien y del mal como el árbol del Edén, sino que toda ella es hermosa y agradable, tanto para la vista como para el gusto. Se trata, en efecto, del leño que engendra la vida, no la muerte; que da luz, no tinieblas; que introduce en el Edén, no que hace salir de él...» (Disertación sobre la adoración de la Cruz).
Haz, Señor, que vivamos, siguiendo los caminos de tu verdad y no
siguiendo nuestros propios caminos, ya que tus caminos de verdad
conducen a la salvación y a la santificación, mientras que nuestros caminos conducen a la mentira y la perdición. Te lo pedimos a ti, que vives
y reinas por los siglos de los siglos. Amén.