Las empresas son un conjunto de conversaciones, dice Fernando Flores, quién desarrolló un software llamado el coordinator, por allá en los años ochentas noventas, destinado a estructurar las conversaciones en un formato tipo workflow , como lo veríamos ahora.
Para sus tiempos, el coordinator resultó una revolución en las empresas, ya que formaba parte de una filosofía en la comunicación, distinguiendo aquellas que nos llevan a la acción, de aquellas que son desperdicio.
El proceso tiene cuatro etapas:
1 Pedir: Dejar claras las condiciones de satisfacción del pedido, lo más específicamente posible.
2 Negociar: Modificar el pedido para poder comprometerse a cumplir efectivamente el pedido.
3 Ejecutar: Ponerse en acción para lograr cumplir con el compromiso y eventualmente movilizar a la red de ayuda.
4 Feedback: Después de recibido lo pedido, dar retroalimentación al ejecutor para cerrar el círculo.
Las organizaciones que logran implementar esta forma de comunicarse, son mucho más eficientes en su gestión.