Peter Saville, el diseñador del sello Factory, quedó tan fascinado con el diskette que usaban los New Order para guardar sus samples que decidió que cada simple de Blue Monday se vendería envuelto en un diskette de 5 pulgadas. Pero el problema surgió cuando el simple se puso a la venta, ya que la tapa había salido tan cara que cada copia que se vendía generaba más gastos que ingresos.
Las distintas fuentes no se ponen de acuerdo y señalan que cada disco generaba unas pérdidas de entre 2 peniques y una libra: Peter Hook, bajista de New Order, dice que eran 20 peniques y Tony Wilson que eran diez. Probablemente, nadie lo sepa
con exactitud.