En su reposo. 29/03/2023. T24. 106.
"Con todo, él miraba cuando estaban en angustia, y oía su clamor".
Sal. 106:44
A pesar de todo
Si el salmo anterior, el 105, es un recordatorio de las bondades del cielo, el 106 trae a la memoria la ingratitud del pueblo de Israel ante todas las bendiciones que Dios les otorgó al paso de los años.
Línea tras línea de este cántico es posible encontrar otro resumen de historia, pero esta vez uno nefasto, lamentable, vergonzoso; pues es una sucesión de todas las veces que Israel dio la espalda a Dios.
Y cuando todo parece ser solo un recordatorio de la maldad del hombre, el salmo resalta la señal inequívoca de la misericordia de Dios.
"Con todo, él miraba. . ."
Siempre mira, siempre está atento a su creación, a sus hijos; sobre todo cuando éstos se encuentran en angustia, y sin importar si tal pesar es producto de su propia maldad, Dios oye el clamor de sus escogidos.
Los escuchó a ellos, y los libró una y otra vez, proveyendo salvación de diversas formas, hasta que envió a su Hijo, para que Israel y el mundo pudieran recibir la mayor de las misericordias.
Sin importar cuánto le hayamos negado, cuánto le hayamos ofendido o dado la espalda, renegando de su soberanía y poder; y a pesar de la condición en la que nos pueda dejar el pecado y sus terribles consecuencias, Dios estuvo, está y estará siempre dispuesto a escucharnos y a moverse a favor nuestro.
Por eso el salmista clama: "Sálvanos, Jehová Dios nuestro" (v. 47), consciente de la infinita misericordia del Señor que nos escucha y nos redime, librándonos de la condenación que merecíamos por nuestras malas obras.
El salmo entonces no es un conjunto de historias tristes de la maldad de Israel, sino una demostración de la misericordia de Dios, pues a pesar de todo, Dios ama a Israel, ama su iglesia y ama al mundo.
Si clamamos a él, si le buscamos de corazón, si nos arrepentimos de nuestra maldad, él escuchará, perdonará y restaurará.
Escuche el Señor nuestro clamor y nos abrace con su misericordia.
Isaí Rodríguez Ruiz
