En su reposo. 07/02/2023. T24. E63.
"Está mi alma apegada a ti; tu diestra me ha sostenido".
Sal. 63:8
Apego
El salmo que nos ocupa revela una fuerte cercanía entre el autor y Dios.
El alma sedienta del versículo uno y el alma perseguida del versículo nueve, es también el alma plena, completa, satisfecha, saciada del versículo ocho.
La clave es el apego.
Solo la intimidad con Dios puede saciar el corazón del hombre.
Como solo la comunión con el Todopoderoso puede librarnos de la malo del perverso.
Descubrir que lo necesitamos para uno y otro momento es el primer paso para iniciar una vida de íntima comunión con el Señor.
Lo necesitamos para enfrentar los problemas que la vida nos presenta, pero también para llenar el vacío del interior.
Lo tangible y lo intangible, lo espiritual y lo material; sin importar el plano de nuestra necesidad, todo lo llena él.
El apego es la voluntad inquebrantable de querer estar junto a él.
Es la insaciable búsqueda de su presencia.
Es el anhelo de habitar en sus cámaras, el gozo de sentir sus brazos rodeándonos, la plenitud que ofrece su mirada de amor.
Apego es desear que no acabe el día, que las horas sean interminables, que el momento en su presencia sea eterno.
Que la dulce fragancia de la presencia del Dios de amor y gracia nos enamore, y que no deseemos otra cosa en este vida y en la eternidad que estar a su lado para siempre.
Isaí Rodríguez Ruiz
