En su reposo. 22/11/2022. T23. E40.
“Cíñete ahora como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me responderás”.
Job 40:7
Cíñete
Dios exige a Job que lo confronte.
En algún momento de su discurso Job se atrevió a decir que si Dios le concediera audiencia él sin duda saldría justificado.
"¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla. Job 23:3
"Péseme Dios en balanzas de justicia, y conocerá mi integridad". Job 31:6
Ahora, con el torbellino frente a sus ojos, ante la voz de trueno que cimbra su entorno, el patriarca tiene la oportunidad de exponer su caso.
¿Cuál es la conclusión?
Job descubre que no tiene nada qué decir.
Dios lo sabe, y aún así, le exige que se ponga en pie, que se faje los pantalones y se atreva a discutir de tú a tú con él.
Esto es lo que significa la expresión: "cíñete": "ponte a mi altura si es que puedes y discute conmigo. No puedes, nunca has podido".
La inmediata reflexión de Dios sobre su poderío tiene un solo objetivo, desarmar los argumentos de Job respecto a su autojustificación.
Así es como le recrimina diciendo: "¿Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás a mí, para justificarte tú?" (vr. 8).
Su poder y justicia son incuestionables, y aunque no alcanzamos a entenderlo, y quizá muchas veces no estemos de acuerdo con sus decisiones, aún así él sigue siendo justo y todopoderoso. No hay nada en nosotros que pueda hacer frente a su gloria y majestad, a su soberanía y santidad.
La decisión de Job es sabia y ejemplar, guardar silencio ante su presencia, humillarnos ante su poderío, someternos a su autoridad es lo mejor que podemos hacer.
Sea su gracia sobre nosotros.
Isaí Rodríguez Ruiz
