En su reposo. 01/04/2022. T15. E11.
“Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David”.
1 Reyes 11:4
Corazón desviado
Dios había advertido a Israel de manera general, y a Salomón, de manera muy específica, sobre su relación con los pueblos vecinos.
La orden divina era clara y precisa. No dejaba espacio a ningún tipo de duda o interpretación.
Con todo y eso, Salomón desobedeció abiertamente dicho mandato.
Los resultados negativos no llegaron de manera inmediata, pero llegaron cuando menos se esperaba.
La edad alcanzó a Salomón, y por la expresión de este capítulo, fue su edad avanzada la que jugó en su contra frente a aquellas mujeres de las que se había rodeado.
Muchas veces, suele ocurrir que tomamos decisiones alejadas de la voluntad de Dios y no parece haber consecuencias inmediatas. Esto nos lleva a pensar, por ejemplo, que Dios está de acuerdo, o que no sancionará nuestras equivocaciones.
Pero tarde o temprano, serán las mismas decisiones que tomamos las que nos llevarán a la perdición.
Dios había advertido que no tomaran mujeres de otras naciones y había una razón para ello.
Quizá Salomón pensó: “Dios exagera”, o “yo soy muy sabio como para caer en un error con estas mujeres”.
Pero cuando más sabio y experimentado debía ser, por su edad, fue cuando cayó en el error que Dios ya había anticipado.
Dios no deseaba que eso pasara, pero sabía que sucedería si hacían aquello que él estaba pidiendo que no hicieran.
¿Es posible notar el principio de esta verdad?
Muchas de las órdenes de la Biblia están basadas, no en el deseo de Dios de limitar nuestras acciones, sino en el hecho de que él sabe lo que puede pasar si caminamos por esa senda, y es por eso que nos invita a no transitarla.
Salomón falló, con todo y su gran sabiduría y gloria. Pero la verdad es que falló no cuando empezó a adorar a los dioses de las mujeres que había traído a Jerusalén, falló desde el momento que unió su corazón al de ellas y las trajo a su ciudad.
Lo demás fue resultado natural de su primer error.
La vida de Salomón es un ejemplo de que aún el hombre más sabio de la tierra puede caer en el error de desobedecer apenas una pequeña parte de la voluntad de Dios, y esto traerá consecuencias terribles a su vida y a su descendencia.
Comenzó a tener enemigos y se profetizó la división del reino en días de su hijo.
Todo lo que sucedería durante siglos más adelante sería por causa de un hombre muy sabio que no supo obedecer la voluntad de Dios en este tema insignificante a sus ojos.
Cuidemos nuestras decisiones, nuestros pequeños actos, en cualquier edad que nos encontremos, podrán dejar huella en nuestra vida y en aquellos que amamos.
Dios guarde nuestras vidas en su perfecta voluntad.
Isaí Rodríguez Ruiz
