En su reposo. 27/04/2022. T16. E11.
“Y todo el pueblo de la tierra se regocijó, y la ciudad estuvo en reposo, habiendo sido Atalía muerta a espada junto a la casa del rey”.
2 Reyes 11:20
Gozo y paz
Atalía era hija de Acab, e igual que él y su madre era adoradora de Baal y una mujer perversa.
Puede notarse en la presencia del templo de Baal, en su ambición del trono al matar a casi toda la descendencia de David; pero sobre todo, en la reacción del pueblo ante su gobierno de terror de siete años.
Con cuánta dicha se recibió la noticia de su muerte. Esa es la realidad sobre la vida de aquellos que oprimen a quienes deben cuidar y de aquellos que ambicionan el poder y se hacen de él de manera violenta o manipuladora.
Muerte y olvido les aguarda.
Atalía pensó que vengaría a su familia y ella preservaría la descendencia de Acab y en cambio destruiría la descendencia de David.
Pero Dios preservó linaje a su siervo y se encargó de que a su tiempo esta última descendiente del rey del norte también pagara con su sangre la maldad de su familia y de su propio corazón.
El gozo y la paz que llegó como resultado de esta muerte es ejemplo del destino del perverso, y un tema para reflexionar por todos aquellos que sirven a los demás.
¿Cómo reaccionarán las personas a quienes servimos ante nuestra muerte?
¿Se dolerán, o se gozarán?
¿Traerá tristeza y angustia nuestra partida, o paz y seguridad seguirán a nuestra muerte?
Atalía no era aceptada por el pueblo, lo oprimió, lo guió lejos de Dios y manchó sus manos de sangre en su ambición.
El pago de sus pecados fue la muerte, y con ello el regreso de la paz en la nación.
Con cuánto gozo se recibe la muerte del impío entre el pueblo oprimido.
Que ante esta gran verdad, aguardemos la esperanza de saber que la muerte y el olvido, es la condición final del perverso, mientras nos esforzamos cada día por ser fieles a nuestro Señor.
Isaí Rodríguez Ruiz
