En su reposo 08/02/2022. T13. E21.
“Y el sacerdote respondió: La espada de Goliat el filisteo, al que tú venciste en el valle de Ela, está aquí envuelta en un velo detrás del efod; si quieres tomarla, tómala; porque aquí no hay otra sino esa. Y dijo David: Ninguna como ella; dámela”.
1 Samuel 21:9
¡Huida!
La huida de David fue tan imprevista que ni siquiera tuvo oportunidad de tomar sus armas; lo irónico es que nunca como ahora le eran necesarias.
Y pensaría alguno que las armas eran lo menos importante, que la comida era más necesaria todavía, pero ni siquiera un pan había podido tomar en su presuroso escape.
¿No suele ocurrirnos así también ahora?
Justo cuando más necesitamos cierta habilidad o recurso, parece que este rehuye de nosotros.
Se nos olvida todo, no tenemos fuerza o ánimo para seguir, nada parece funcionar bien y los problemas solo se muestran “in crescendo”.
Pero en medio de su crisis, David nos entrega una gran lección al no perder de vista el mejor lugar para buscar ayuda.
Buscó el tabernáculo, la casa de Dios, y buscó la ayuda del sacerdote Ahimelec, quien le proveyó de manera sorprendente, del pan sagrado de la proposición y le entregó la espada de Goliat.
No importa qué tan sorpresiva sea la batalla que enfrentemos. Y no importa qué tan mal preparados estemos al momento de la crisis, acudir a Dios siempre será la mejor opción para abastecernos de la fuerza necesaria para enfrentar las adversidades de la vida.
Dios nos fortalecerá con el pan de su Palabra, y el recuerdo de las victorias pasadas y las promesas cumplidas, nos alentará el alma para blandir la espada una vez más.
Que en nuestro momento de mayor desesperación no olvidemos buscar al Señor, saciarnos de su presencia y fortalecernos en su Espíritu, él irá delante de nosotros y nos guiará a la victoria.
Isaí Rodríguez Ruiz
