En su reposo. 24/05/2022. T17. E9.
“Y sus hermanos, jefes de sus casas paternas, en número de mil setecientos sesenta, hombres muy eficaces en la obra del ministerio en la casa de Dios”.
1 Crónicas 9:13
Ministerio eficaz
La eficacia es una noble característica en todo lo que se emprenda, cuanto y más en el ministerio de la casa de Dios.
Tal es el calificativo superlativo que se utiliza para describir a la levitas de este versículo.
Ser eficaz no es solo cumplir con el trabajo encomendado, es hacerlo con excelencia, de tal manera que destaque y se distinga como un trabajo superior.
Por si fuera poco, esta idea queda clara en la expresión: “muy eficaces”. Es decir, la eficacia era su sello ministerial.
No eran solo eficaces, eran muy eficaces. Iban más allá del cumplimento del deber. No cumplían su labor solo para hacer el trabajo, ni mucho menos para quedar bien con sus superiores o con el pueblo.
Trabajaban mirando siempre hacia el reto de la excelencia.
Eficacia tiene que ver también con efectividad. Esto significa que no se trata de aparentar ser excelentes, sino que realmente el trabajo que se realiza cumpla con el objetivo primordial de ser útil, de servir.
Si por aparentar ser los mejores, se hacen cosas que son innecesarias o intrascendentes, no hay efectividad en el trabajo realizado y por lo tanto nada de lo que se hace es eficaz.
Se trata de que todo se haga de la mejor manera posible, pero también se trata de que se logren los objetivos trazados.
Ser eficaz sería una loable meta de cada cristiano, en cada actividad que realiza.
Sea en el ámbito laboral o educativo, familiar o ministerial, el hijo de Dios ha de ser eficaz, buscar la excelencia y ser efectivo en todo lo que sus manos emprendan.
Pero la nota del versículo, por el contexto ministerial, no puede quedar completa sin insistir en que nuestro servicio a Dios y a su iglesia tenga como sello característico esta poderosa palabra.
Que cuando otros describan nuestro pequeño servicio ante el Señor, pueda observarse la eficacia como uno de nuestros distintivos.
Todo para la gloria de nuestro gran Dios.
Isaí Rodríguez Ruiz
