En su reposo. 02/11/2022. T23. E22.
"Por tanto, hay lazos alrededor de ti, y te turba espanto repentino".
Job 22:10
Suposiciones
La expresión: "Por tanto", supondría que todo lo anterior que enlista Elifaz son hechos consumados; y que, debido a ellos, Job enfrenta lazos, turbación y espanto.
Pero una lectura cuidadosa nos presenta una ináudita sorpresa.
Los versículos 5-9, donde este amigo de Job describe toda su maldad, son solo suposiciones.
Elifaz supone, y basado en tales suposiciones llega a afirmar como verdad sus conclusiones.
Su argumento es simple.
El mal solo viene sobre los malos, Job está sufriendode mucho mal; por tanto, Job es malo, muy malo.
Dos errores comete, que siguen ocurriendo hasta nuestros días.
Primera suposición errada: creer que su postulado es incuestionable.
El problema no es que Elifaz, al igual que sus compañeros, creyera que el mal solo viene sobre los malos, el problema más grande está en que pensaban que no había forma de que su suposición no fuera verdad.
La posibilidad de que nuestras ideas estén equivocadas debería ser una que nos haga pensar dos veces antes de postular nuestros pensamientos como verdades absolutas.
La segunda suposición es peor que la primera, se deja llevar por su imaginación y crea en su mente una serie de "actos perversos" de Job, con los cuales puede "demostrar" su argumento.
Todo lo que dice de Job en los versículos 5-9 son ideas suyas, surgidas de su imaginacíon. Él está diciendo:
"Estoy seguro de que has hecho todo esto. Es la única forma de explicar todo lo malo que te ha pasado".
Con semejantes suposiciones, la conclusión es natural: denigra a Job, miente sobre él y lo acusa falsamente.
¿Qué es lo peor de las suposiciones? Creerlas y compartirlas abiertamente como una verdad.
Seamos cuidadosos con lo que suponemos, no nos precipitemos a considerar verdad aquello que no hemos podido comprobar. No fundamentemos suposición sobre suposición. No proclamemos como verdad aquello que se encuentra en el terreno de la suposición.
El Señor nos ayude a hacer así para su gloria.
Isaí Rodríguez Ruiz
