En su reposo. 10/02/2023. T24. E66.
"Venid, oíd todos los que teméis a Dios, y contaré lo que ha hecho a mi alma".
Sal. 66:16
Testimonio
Alabar a Dios por todo lo bueno que hace por nosotros es resultado natural de un corazón agradecido.
Cantamos, exaltamos, gritamos, reímos y hasta lloramos como muestra de nuestro agradecimiento.
Pero el salmo 66 nos muestra otra forma igualmente válida y quizá todavía más trascendente de mostrarle a Dios nuestra gratitud.
Entre las múltiples expresiones de adoración, entre el reconocimiento, la exaltación y el gozo por las bendiciones recibidas, el autor del salmo se detiene a hacer una invitación a quienes escuchan su cántico.
"Vengan, oíganme todos, les contaré algo maravilloso".
No va a hablar de profunda teología, no se adentrará en vanas discusiones filosóficas, y mucho menos perderá el tiempo tratando de convencer a las personas de "su verdad".
No.
Solo quiere contar lo que Dios ha hecho en su vida.
Uno de los más poderosos recursos de proclamación del evangelio es la sencillez del testimonio.
Lo que Dios ha hecho con nosotros es fuente inagotable e incuestionable de poder y efectividad a la hora de compartir a otros sobre Jesús.
El testimonio es una narración corta que debe incluir por lo menos las siguientes características:
Quién era antes sin Dios, hacia dónde estaba destinada mi alma, y cómo fue que un encuentro con Jesús cambió todo mi entorno.
Por supuesto, el énfasis no debe estar en la vida pasada, sino en Cristo y la forma en que su sacrificio en la cruz nos ha regaló vida eterna.
Por último, el testimonio tiene el objetivo de poder decirle a quienes nos escuchan: "Si Dios lo hizo conmigo, lo puede hacer contigo también", por lo que una vida congruente es fundamental; es decir, que lo que decimos que Dios hizo en nuestra vida sea confirmado con la forma en que vivimos para Dios.
Aprovechemos toda oportunidad para contarle al mundo lo que Dios ha hecho por nuestra alma y compartamos así el amor de Cristo a quienes nos rodean.
Isaí Rodríguez Ruiz
