Sin la voluntad de la exactitud, la muerte no mata a nadie. Vistiendo de luto nuestros pensamientos finales y seguros de que la única certeza en la vida es la muerte, nos adentramos en este programa fúnebre que habla de la relación con la muerte y la trascendencia poética , de los riesgos de transitar los bordes del abismo y de caernos a veces dentro de él. Dada nuestra oscura tendencia decidimos invitar al teólogo y religioso jesuita experto en la muerte Mario Inzulza que nos trae luz en las tinieblas de nuestras dudas.
Rosa Espinoza preocupada más que por la vida o la muerte , confiesa su inclinación por la transcendencia y la posteridad. Será por eso que el Dato Rosa de esta semana se basa en la numismática que elige los rostros de poetas para perdurarlos en el tiempo a través de un valor monetario.
En el confesionario poético no se nos ocurre nada mejor que pedirles a nuestros seguidores que escriban sus epitafios y analizamos algunos otros de escritores que dejaron lo mejor de su talento sobre sus lápidas .
Finalmente, en la Bitácora Ruculista hacemos gala de nuestros vastos conocimientos del más allá, polemizamos sobre el Samsara , el tránsito de las almas, del judío errante, y la vigencia de las mallquis incas.
Esperando que por este programa se nos otorgue algún premio consuelo en el paraíso de las valquirias y evitemos a toda costa el castigo que seguramente ya tiene nuestro nombre en el infierno de Dante, nos despedimos dedicando este programa a nuestra amiga Amanda Durán que se nos adelantó en esta exactitud tantas veces injusta que es el fin de nuestros días . ¡Buen viaje Amanda, ya nos encontraremos pronto!