La vida espiritual es un regalo que se recibe por gracia, la única condición es creer, pues es por gracia, de manera sobrenatural que sin merecerlo, fuimos salvados, libertados y redimidos del poder que antes obraba en nosotros para destrucción, y que ahora nos permite por el poder de Dios obrar con obediencia, bondad y amor, para dar gloria a su nombre.