Mis queridos hermanos, Cuantas veces hemos sentido el abandono de Dios en el esposo infiel, el hijo ingrato, la traición del amigo, la enfermedad mortal, o las infames discriminaciones que tipifican nuestra sociedad actual con su secuela de inconmensurables pobrezas y violencias. Sin embargo, en medio de esta oscuridad tantas veces generada por la mezquindad humana, encontramos la mano amiga de verdad, la escucha gratuita y consoladora o la mediación oportuna que permite que un secuestro interminable llegue a su fin.
En estos y tantos otros momentos positivos es el mismo Jesús quien actúa y nos rescata del aparente olvido divino, ya que Cristo somos todas las personas que luchamos por amar y hacer el bien como bellamente nos lo recuerda el apóstol Pablo: TODOS SOMOS EL CUERPO DE CRISTO. Que en esta semana santa cultivemos que aún en los momentos más oscuros, el Señor nos tiende una mano y nunca nos abandona