A la pobreza de la desmentida macrista sobre la denuncia del gobierno de Bolivia, hay que agregar ahora una nueva toma de distancia de Gerardo Morales, quien envalentonado por la victoria electoral, aspira a recorrer uno de los dos caminos posibles, reformar la constitución provincial para perpetuarse en el cargo o jugar las fichas en las presidenciales de 2023 representando al radicalismo. Morales, pionero en la fórmula de gobernar del macrismo, hace más de dos mil días tiene presa política a Milagro Sala, hizo campaña con la pandemia cambiando votos por vacunas, el xenófobo amigo de la violencia represiva y la justicia servicial, honrará al embajador de Macri, que por ahora emerge como actor central en el apoyo del gobierno de Cambiemos al golpe de Estado en Bolivia. El capítulo jujeño del golpe, también espera justicia.