Un imaginario popular que prevalece es pensar que toda persona moralmente correcta por defecto está en la capacidad de ser un buen político. En los últimos años, hemos presenciado cómo ciertos sujetos, sujetas o sujetes -que no falte la inclusión en la estrategia política- con el romanticismo a flor de piel, se han lanzado a la arena política del país. Curas, cantantes, actores, directores de pornomiseria, profesores de escuelitas hasta lustrabotas como sucedió en el sacrosanto concejo de Bogotá, son las personalidades que poco a poco han entrado al panteón de los héroes de nuestra Patria. Como pasó con nuestro Lucho lustrabotas que hasta ganó el mérito a que se le hiciera una telenovela, muchas de estas figuras son dirigentes que reafirman la identidad de nuestro pueblo, consolidando un nuevo movimiento de fervorosos activistas políticos quienes a través de la resistencia y la alternativa -palabra que se acomoda a todo incluso en este escrito- buscan la reivindicación social. Modas políticas, hoy se llama política desde nuevas perspectivas de la democracia en el siglo XXI.
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