No hacĂa falta que aquello tan nuestro tuviera nombre . No nos llamábamos pareja porque eso significaba atarnos de alguna manera y nuestra magia estaba en nuestra libertad . Yo siempre elegia tus alas , tĂş siempre me lleva bas en tu vuelo . No nos escribĂamos todos los dĂas porque ese no era nuestro estilo , pero tĂş sabĂas que serĂas la primera a la que llamarĂa si algo malo me pasara , y viceversa . TĂş tan tuya y yo tan mĂo que nunca nos diji mos « siempre » , que nunca nos dijimos « jun tos » , porque sabĂamos que eso era mentirnos y nosotros solamente creĂamos en las verda des que surgĂan de un dĂa para otro , en los planes improvisados . VivĂamos sin reglas y ambos Ă©ramos conscientes de que nadie serĂa capaz de incumplirlas con más arte .