Haciendo una reflexión sobre el origen de nuestra patria, tengo el atrevimiento de posar mi mente en lo que pudo ser la jornada previa al encuentro entre Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide, que dio validez y viabilidad a concretar la consumación de independencia.
La tenacidad, terquedad y convicción de uno de los pocos que vivieron toda la odisea de la lucha insurgente se acumula en el andar entre veredas en pos de la resolución de más de una década de lucha. Habiendo negociado por cartas, existía una efímera promesa de paz en la que los criollos y hasta el ejercito realista parecían unirse en un hábil juego de estrategia en el que los insurgentes nunca pudieron pelear.
Una mera reflexión puesta en la mente de un de los mayores héroes patrios que te invito a leer.
Alberto Oriza
