Hay algo que nos inspira mucho de los primeros cristianos: cómo vivían en comunidad, siendo un solo corazón, una sola alma y compartiendo todos sus bienes. Por eso hoy dialogamos con Febe, una de esas primeras cristianas, según relata San Pablo, que abrió su casa para que ésta fuese un espacio donde compartir vida y fe.Hoy, seguimos estando convencidos de que viviendo en común es como podemos llegar a ser más felices sin dejar a nadie atrás.