Los creadores e intelectuales del renacimiento intentaron restaurar los ideales artísticos de la antigüedad clásica. El espíritu de la época se reflejó en las canciones profanas y en la música cortesana, que pasaron a integrarse en la vida del arte y de las letras. El dramaturgo inglés William Shakespeare utilizó canciones y baladas populares en sus obras y sus propios versos inspiraron a numerosos compositores de canciones y de música orquestal para teatro. “Greensleeves” de Shakespeare.
La Reforma protestante puso fin al teatro religioso a mediados del siglo XVI, y un nuevo y dinámico teatro profano ocupó su lugar. La aparición de lo cómico y lo grotesco contribuyeron a la nueva forma de hacer teatro. Además, la participación de actores profesionales en las obras fue sustituyendo poco a poco a los entusiastas aficionados.
Desde un punto de vista filosófico el humanismo es una actitud que hace hincapié en la dignidad y el valor de la persona. Uno de sus principios básicos es que las personas son seres racionales que poseen en sí mismas capacidad para hallar la verdad y practicar el bien.
El teatro se desarrolla en las cortes italianas con gran despliegue de medios visuales y musicales, acompañado de danza y música, con espectaculares vestuarios y tramoya. Se solía representar una obra, la mayoría de las veces de origen clásico (romana o griega, sobre todo comedia), pero el interés estaba en los llamados intermezzi, donde toda imaginación tenía su lugar.