El clasicismo es un movimiento cultural desarrollado durante la segunda mitad del siglo XVIII que estuvo fuertemente influenciado por las culturas clásicas de Roma y Grecia, Este movimiento manifestaba el deseo de imponer una sobriedad en la humanidad, para de esta manera controlar, no solo la emotividad, sino también los impulsos viscerales de las personas, disminuyendo todo lo que se refería al ser humano a monotonía y perfeccionismo banal. Los artistas y compositores del clasicismo tuvieron al equilibrio, la sencillez, la sobriedad y la proporción como ideales estéticos.
La inspiración en modelos y obras de la antigüedad, basándose solo en las obras del apogeo artístico de Roma y Grecia, por ejemplo las obras tomadas de homero, Horacio y Teocrito.
Es totalmente racionalista y suprime toda idea imaginativa, se ven exaltados los rasgos físicos del ser humano, haciendo de esta manera énfasis en su forma de ser y vivir, siendo lo más exacto posible que el artista pueda plasmar.
Busca tender siempre a la sencillez y mantener la claridad en las obras, siendo palpadas con mesura, estableciendo un equilibrio armónico dejando ver así un verdadero orden.
El clasicismo siempre buscó mantener una actitud pedagógica en sus obras, ya que plasma hechos importantes de la historia, personajes famosos, obras literarias y arquitecturas de las épocas pasadas.
Busca siempre mantener un carácter distintivo de todos los géneros que le permita destacar por sí mismo y no sea asociada con otros movimientos externos.
Al ser lo más realista posible, sin caracteres imaginativos no amerita un análisis exhaustivo de parte del que admire las obras, si no que más bien se traslade directamente al momento plasmado en la obra.
El clasicismo es una corriente estética y cultural que tuvo su apogeo hacia finales del siglo XVIII, acompañando a la compleja transición que vivió Occidente al salir de la denominada Edad Moderna para pasar a la Edad Contemporánea. En la segunda mitad del siglo XVIII se producen una serie de acontecimientos históricos muy significativos, que cambiaron drásticamente el paradigma social hasta entonces vigente; la Revolución Francesa en 1789 fue sin duda el más destacado. En términos de arte, el clasicismo se ubica entre el Barroco y el Romanticismo. Con el clasicismo se da un regreso lo clásico e imperecedero, y esto no solo se refiere a las formas y estilos, sino también a que se produce una vuelta temática, en la que lo religioso (que hasta entonces dominaba) pierde protagonismo en favor de las grandes gestas y los relatos mitológicos, o de los sentimientos humanos...