Tu libro dorado
Que tu boca hable sobre lo que tu corazón siente. Que la felicidad sea el espíritu de tus palabras. Estas, a veces silentes, a veces estruendosas, contarán la maravilla de la vida.
Las complicaciones y los vértices del camino se analizan con diferentes luces: las de la noche, las del día, las del crepúsculo y las de la aurora.
Las subidas y los tropiezos, las caídas a carcajadas. Todos son capítulos dignos de ser narrados y compartidos con una sonrisa. También silente por momentos, también estruendosa cuando la vida lo permite.
Quizás lo más bello de nuestros libros es que sus páginas son similares a otras. El oro con el que fueron escritas, y también la sangre, comparten vetas de similitud con las vivencias de otros autores.
Esta es la savia de la que podemos nutrirnos. Es la esencia por compartir, es el elíxir para conectar y entendernos.
Esta enorme biblioteca que nos rodea, en apariencia abierta para todos, se escribe a diario. Se traduce en tiempo presente. Ante tantas líneas de la mano, tantas palabras, el futuro no es más que un horizonte difuso. Se espera sin angustias, disfrutando del momento actual. Del simultáneo vibrar y correr de la sabia.
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Sobre el pasado no podemos escribir más. Acaso, nuestra entonación al narrar estos capítulos exige ser veraz y objetiva. El pasado es apreciado y valioso. No existe un después sin el antes. Crea historias; ama tu libro; canta cada capítulo alegre; grita las lecciones doradas; vive en el hoy.
