Me vine de Guatemala con la señora. De eso ya tiene tiempo. Me salí de mi pueblo porque está lleno de pulgas. Pobre de mi hijo que no las soportaba, yo por lo menos ya estaba acostumbrada. Ahí nací. Ya ni las sentía. En cambio él no, yo veía que sufría mucho y por eso acepté irme a trabajar con la doña. Primero a la ciudad de Guatemala, en donde estuve muy a gusto, en una casa muy grande, muy blanca y ventilada. Ahí solo había moscos en la noche, fuera de eso todo estaba bien. No duramos mucho en ese lugar, luego nos venimos para México, en donde mi hijo está feliz. Aunque yo no tanto. Casi siempre me la paso encerrada, haciendo de comer y la limpieza.