El juego de los sillones está en plena efervescencia y el rapiñeo por un
puesto con opciones de entrar en alguna cámara de representación es el deporte
por excelencia de nuestros queridos políticos. Así funciona la política y la
clase política en España. El secretario general del PSOE, por su parte, sigue
dirigiendo el partido con puño de hierro y cual César moderno dicta sentencia
colocando a sus acólitos, a sus fieles. Así, la directora de la Guardia Civil,
Mercedes González, que lleva apenas dos meses en el cargo, cesa para ser
candidata del PSOE en Madrid. Va de número 10 con lo cual su escaño podría
volar si la debacle anunciada se produce (en las últimas elecciones por Madrid
entraron diez diputados socialistas). En cualquier caso, habría tenido las
horas contadas si el Gobierno central cambiara de color, como tantos otros
cargos de libre designación. Es el mercadeo político que se reproduce una y
otra vez con los electores, los ciudadanos, como coartada perfecta. Es el juego
democrático al que estamos invitados a participar, aunque no creamos en él o no
nos gusten sus reglas.