Las autoridades sanitarias (¡qué bien queda decir eso así, en genérico!) son las que rigen la salud pública, la salud común; pero, ¿quiénes toman las decisiones y siguiendo qué criterios? Pues las decisiones que nos afectan a todos los ciudadanos las toman burócratas —también llamados políticos— y siguiendo criterios que pocas veces tienen que ver con certezas científicas.
No me declaro antivacunas ni muchísimo menos; muy al contrario, creo que las vacunas suponen uno de los mayores avances de la Medicina. Incontables vidas se han salvado desde que aparecieron las vacunas, y muchas enfermedades endémicas se han erradicado gracias a ellas. Pero con el COVID hemos entrado en un frenesí desbocado, una espiral de estupideces sin sentido que enredan y complican la vida al ciudadano. ¡¡¡Y todo en aras del bien común y la salud pública!!! Es una excusa, simplemente. El objetivo que se esconde tras medidas como el pasaporte sanitario se me escapan.